Aquí como allá, para ayer y hoy...

Aquí como allá, para ayer y hoy...


      Como todo principio, los silencios se rompen no por la fuerza del sonido sino, por el filo de las palabras que componen la balacera acústica, he allí la situación más significativa en los momentos más humanos.
A veces olvidamos el temple de algunas afirmaciones y/o la agudeza innata del glamoroso "no". Es que, no estamos hechos para estar consciente de ello, simplemente lo alcanzamos para luego retroceder sobre nuestros errantes pasos; porque no hay algo más hermoso que sentir fluir la vida después de lograr desligarse de ese sentimiento de dolor. Qué inocencia abrupta  y tal vez prepotente aquella que, sigilosamente se nos va perdiendo en cuanto más palabras alcanzamos a conocer, y no porque refiera uno a algún insulto falto de culto o prematuro, si no porque adversamente a las situaciones que confrontamos nos vamos enmudeciendo, callando los gritos del alma para que de un momento a otro, hallamos olvidado que podíamos haber resuelto el dolor con tan nobles y sencillas palabras. 


¿Alguna vez pensaste sobre aquellas voces que no se animaron a más?, tal vez en ello yace el sentido de contemplar algunos sonidos que el alma entona pero no logra reproducir como lengua alguna, de nuestra civilización humana. En parte, subsisten algunos sentimientos muy profundo y hasta primarios: de pureza infantil tal vez...

El dolor

Creo partir al sendero del sentido más real en todos sus aspectos, porque cuando duele no discrimina el origen; acciones, golpes, palabras y hasta miradas que se nos escapan sin puertas que nos adviertan de esa salida abrumadora. ¿No es acaso lo inevitable?, es decir, no bastarán decenios para que sane la nobleza del alma de un niño. Pero allí está, el dolor no es solo el resurgir de la sensación más real de vivencia, lo vemos y lo cosechamos para quitarle grandes frutos sin saberlo.
 Nos engañamos pensando en que habrá un bienestar a pesar del trago más arenoso, y ¡si!, vaya engaño; creemos que el presente engaña al pasado, pero realmente el pasado engaña al presente cosechando una enseñanza de bondad y sabiduría a futuro. El dolor es un maestro, y no nace de mí que lo sea; el dolor nos enseña el peso de vivir, porque a veces quita cargas así como las coloca. El dolor es, tal vez el apretón de mano que parece respetuoso en la mano llena de espigas de aquél humano aprendiendo a recoger sus siembras...

Alguna vez pensé: -... "Vemos en las cascadas armonía, pese a ser agua estruendosa precipitarse sin medida..." -


El miedo

Si el dolor es el sentir, diré que el miedo es el sentimiento... Pareciera tan raro, pero estamos en la raíz de lo esencial, en el campo más bombardeado de nuestros pensamientos.
Contemplé al dolor como el aspecto real del humanismo, daré al miedo el aspecto abstracto del ser humano.
El miedo; esa sensación confusa entre ansiedad, depresión e incertidumbre, pero totalmente distinta y ambigua. El miedo nos hace humanos porque lo abarca todo: miedo a amar, miedo a crecer, miedo a sufrir, miedo a... Es ese componente anterior a ser, ¿Y es qué acaso no tememos al nacer, al encontrarnos en un nuevo mundo? ¿No somos únicos al temer la muerte y poder expresarlo?, porque veré al ave en pleno vuelo huir de su cazador, pero no la comprenderé temerosa aunque la contemple al caer sin vida en los campos del sueño profundo.
Estamos temerosos de la vida a cada instante, pero el tiempo no nos permite amurar los pensamientos para evitar los peligros de vivir.
El miedo parece barrera, pero no es más que un padecer primitivo que está destinado a hacernos sentir el transcurrir del tiempo, nos invita a esperar y a su vez, te desafía a confrontarlo para anular la posible existencia del dolor.


Puedo divagar: - "Qué bicho raro e insignificante pasamos a ser cuando el enojo y la tristeza nos domina y la culpa recae en terceros. Estamos raros, enfermos, desvirtuados y seguimos siendo humanos." -

La libertad

La libertad fluye, como la cascada al río, como la tinta sobre el papel... La libertad es otro gran componente humano, y es que; podrán dejarnos en la oscuridad, tal vez atados, enmudecidos, y completamente solos, pero no podrán amarrar el baile del alma o callar las melodías que el corazón pueda componer en sus latidos. Es la naturaleza de ser, y se puede sentir, se puede vivir.
Libertad, parece lo ansiado y lo esperado para distintas etapas, pero la libertad está aquí en nosotros mismos, no puede atravesar la materia orgánica que nos rodea, así como tampoco puede irse de la expresión o el pensamiento.
No la estás buscando, la estás persuadiendo confundiendo los horizontes, subrayando de vez en cuando lo que no es esencial para el corazón; se anula en esos objetivos secundarios que hace la ambición y el apego.


Concluí en la noche: - "... Y entonces allí sonreía pese al agua fría de esa lluvia ventosa que intentaba acariciarle el rostro, tenía claro que ya no le bastaban las palabras así que entre tanta agua prefirió ahogarse en carcajadas..." -

By Raiden

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