Estruendos

Estruendos

Observo la bóveda, y creo oír el sonido de esos hierros impenetrables girando sobre mi. - ¿Hacia dónde huir si me siento quieto? -, claro que lo estoy, jamás me he sentido tan inmóvil como hoy. 
... - Es difícil de imaginar... - Pero es real, siempre ha estado allí, siempre me han alcanzado las mismas luces sin importar que tan lejos haya llegado. Comienza a invadirme el temor de estar errado, algo late más fuerte que el corazón, - ¡Lo juro!- ya no puedo soportarlo...
- ¿Por qué?, porqué las dudas pesan más que los océanos. Todo es tan distinto hoy... 
- Lo sé, y podría hasta pedirte disculpas por ello - Mi mente no deja de jugar con ese flujo de ideas latentes que se interponen entre la realidad y las creencias.
- ¡Sé un hombre de fe! - Me sigue exclamando, pero no puedo con ello, ya no puedo.
- Entonces sé un hombre de letras, aferraté a lo científico.- Como si las certezas las tuviera todas juntas la corriente alterna a los textos más antiguos.
- Ésto es mucho más importante que solo creer, ésto será la tormenta que nos purificará. - Lucho contra mi, porque no puedo aceptarlo aunque lo intente.
- ¿Lo crees?, realmente cabe la posibilidad de que estes tan equivocado que la ceguera te inhibe de todos tus sentidos, tú no puedes con ello. - Me siento desafiado por todo lo establecido como si ese temor empezara a cobrar vida.
- ¡No!, ésto no puede ser... Tantos años inundados en discursos y libros vacíos, tanta devoción humana. -
Caeré mil veces más al piso, impactado, decepcionado, sin hallar la verdad en los cielos. ¿Es qué acaso no buscamos allí las respuestas? No oígo nada más que las oscilaciones de los astros y el crujido de los glaciares.
- Estoy enfermo, la locura al fin llegó y tan joven... - La burla de ese sector mental tan aferrado, tan adoctrinado de sueños estelares.
- ¿Oyes los estruendos?, son los dioses murmurando, las culturas desplomadas, la hegemonía del plan mundial trasladándose hacia la nada. - Jamás imaginé que encontraría las cartas de la locura bajo un par de faros a orillas de aguas agitadas, desafiando toda teoría, moviendo grandes olas que aparentan seguir abiertas a la escritura de Dios. Pero no puede darse así, porque eso va contra mi cordura, mis sentidos, mis tintas ya impresas con razonamientos de virtuosos interlocutores; estudiosos doctores que alguna vez decidieron que fuese de esta manera, pero no lograron plasmar para mañana lo que dió origen al ayer...
- Ahora me encuentro en las estruendosas plumas que sin tinta van trascribiendo en el alma lo que la razón no puede comprender. Estoy escuchando y ya no creo ser el único bajo el fuego que mis manos pueden unir en algunos vórtices que siempre vuelven a mi. - La confusión empieza a crecer, pero esas voces están furiosas...
- Están enojados, pero no son dioses, ni ángeles disgustados. - No, no los hay, son tus demonios, son mis demonios. 
- Estoy asfixiado, veo humos grises y negros en los cielos que me rodean, y tras ello el ácido que gotea enfermedades en las fronteras. - Ahora estoy despertando... - ¿Realmente estoy vivo? - Entonces la orbito...
Allí cercano a los helados astros puedo verlo todo, incluso a esos niños perdidos. - ¿Por qué?, aún no me lo explico...- La calma llega y juro que veo la luna quieta, me observa... Nos observan...
- ¿¡POR QUÉ!? - Sé que están oyendo, sé que estas leyendo...
- ¿La tierra?, purgatorio, negocio, gemidos.- Deliro, aún estoy perdido.
Estremecido, camino por el borde del infinito. Es un espejo que no me deja verme a mi mismo, al que no me dejan alcanzar. - Sigo oyendo estruendos, sigo leyendo restricciones...
- Los sueños son, en gran medida la simulación perdida del día, la memoria escondida de otra vida... - Ahora quiero dejar de soñar, por favor...
- Enmudecido, nos quieren callados... - El corazón está exclamando, pero no me escucho, y mi cabeza tiene precio entre los textos de algún consejo, que decidirá por todos si las bombas matarán el hambre o la pobreza...
- ¡DESPIERTA!, maldición despierta... - ¿Qué nos hace humanos, más allá de lo que corre en las venas?, la consciencia...
Estoy a escasos pasos, y el horizonte se está cortando por algún azulado cielo, que no contiene nubes, estrellas o sol... 
De repente, escucho la música. - ¿Qué...? - Un sabor metálico acompaña el cansancio, mientras de reojo observo la radio encendida una nota en la mesa que decía: - "Los sueños jamás serán mentira" -.


By Raiden

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